Blog de Alejandro

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15 de octubre de 2011

Lowell y sus canales

Tres años antes de que se publicara "La guerra de los mundos" de H.G. Wells, un bostoniano llamado Percival Lowell fundó un importante observatorio de donde salieron las mas elaboradas declaraciones a favor de la existencia de vida en Marte. Lowell se interesó de joven por la astronomía, marchó a Harvard, consiguió un puesto semioficial de diplomático en Corea, y se dedicó en general a las actividades típicas de la gente rica. Antes de morir en 1916 había realizado importantes contribuciones a nuestro conocimiento de la naturaleza y evolución de los planetas, a la deducción de la expansión del universo y al descubrimiento del planeta Plutón, en el que intervino y que le debe su nombre. Las primeras dos letras del nombre Plutón son las iniciales de Percival Lowell.

Percival Lowell
Pero el amor constante de Lowell fue el planeta Marte. La declaración que en 1877 hizo un astrónomo italiano, Giovanni Shiaparelli, afirmando la existencia de canales en Marte le conmovió profundamente. Shiaparelli dijo haber visto una intrincada red de líneas rectas, sencillas y dobles, que cruzaban las zonas brillantes del planeta. Eso fue para Lowell una verdadera obsesión, revisando y anotando todas las observaciones durante varios años. Estaba buscando pruebas de vida en Marte.

Hoy en día y segun fotografías de los satélites orbitando Marte (desde el vehículo explorador no se pueden apreciar canales) hemos visto que no hay señal alguna de canales. Parece que los canales se debían a un funcionamiento defectuoso de la combinación humana, mano/ojo/cerebro en condiciones difíciles de visión. Lowell dijo que la regularidad de los canales era un signo inequívoco de su origen inteligente.

Y no se equivocaba. Sólo falta saber en qué lado del telescopio estaba la inteligencia.

1 de octubre de 2011

Pitagóricos irracionales

Los pitagóricos que vivieron antes de Cristo estaban fascinados por los sólidos regulares, objetos tridimensionales con caras que son todas un polígono regular. El cubo es el ejemplo mas sencillo, porque tiene por lados a seis cuadrados. Hay un número infinito de polígonos regulares pero sólo hay cinco sólidos regulares. Resulta que por algun motivo el conocimiento de un sólido llamado dodecaedro, que tiene por lados a doce pentágonos, pareció peligroso a los pitagóricos. El sólido estaba relacionado místicamente con el Cosmos. Los cuatro sólidos restantes fueron identificados de algun modo con los cuatro "elementos" que en aquel entonces se suponía que constituían el mundo: tierra, fuego, aire y agua (cubo, tetaedro, icosaedro y octaedro). Pensaron pues, que el quinto sólido regular solo podía corresponder a las sustancias de los cuerpos celestiales (este concepto de una quinta esencia ha dado origen a la palabra "quintaesencia"). Había que ocultar a las personas vulgares la existencia del dodecaedro.

Los pitagóricos, enamorados de los números enteros, creyeron que todas las cosas podían derivarse de ellos empezando por todos los demas números, pero se produjo una crisis en esta doctrina cuando descubrieron que la raíz cuadrada de dos (la razón entre la diagonal y el lado de un cuadrado) era irracional. "Irracional" significaba en principio que un número no podía expresarse como una razón. Pero para los pitagóricos llegó a suponer algo amenazador, un indicio de que su concepción del mundo podía carecer de sentido, lo cual es el otro sentido que tiene hoy la palabra "irracional", así que decidieron callar el conocimiento del dodecaedro y de la raíz cuadrada de dos.

Todavía y aun hoy, hay científicos que creen que hay que reservar el conocimiento para unos pocos, científicos a los que yo, los podría tildar de "irracionales".