Desde siempre nuestros antepasados han estado construyendo observatorios astronómicos para medir el paso de las estaciones y del tiempo. Por todos los continentes existen muestras de ello, así como los observatorios de Angkor Wat en Camboya, Stonehenge en Inglaterra, Abu Simbel en Egipto, Chichen Itzá en México, y en muchísimos lugares mas.¿Pero porqué los pueblos de todo el mundo hicieron tales esfuerzos para aprender astronomía?.
Cazábamos gacelas, antílopes y búfalos cuyas migraciones aumentaban o disminuían según las estaciones. Los frutos y las nueces podían recogerse en algunas temporadas, pero no en otras. Cuando inventamos la agricultura tuvimos que ir con cuidado para plantar y recolectar nuestras cosechas en la estación adecuada. Las reuniones anuales de tribus nómadas muy dispersas se fijaban para fechas concretas. La posibilidad de leer el calendario en los cielos era literalmente una cuestión de vida o muerte. Los pueblos de todo el mundo tomaban nota de la reaparición de la luna creciente despues de la luna nueva, del regreso del sol despues de un eclipse total, de la salida del sol al alba despues de una fastidiosa ausencia nocturna. Esos fenómenos sugerían a nuestros antepasados la posibilidad de sobrevivir a la muerte.
Pero tú no tienes que preocuparte por eso, tan sólo tienes que poner el despertador por las mañanas para levantarte, y en vez de cazar puedes acercarte al supermercado mas cercano y comprar carne, verduras, pescado... en fin, lo que te haga falta. Pero eso no es motivo para que no te intereses por lo que tienes a tu alrededor... aunque visto de otro modo, menos mal que hemos nacido en el siglo veinte, porque eso de tirar lanzas, al menos a mí, no se me dá muy bien. ¡viva el hiper!.
Cazábamos gacelas, antílopes y búfalos cuyas migraciones aumentaban o disminuían según las estaciones. Los frutos y las nueces podían recogerse en algunas temporadas, pero no en otras. Cuando inventamos la agricultura tuvimos que ir con cuidado para plantar y recolectar nuestras cosechas en la estación adecuada. Las reuniones anuales de tribus nómadas muy dispersas se fijaban para fechas concretas. La posibilidad de leer el calendario en los cielos era literalmente una cuestión de vida o muerte. Los pueblos de todo el mundo tomaban nota de la reaparición de la luna creciente despues de la luna nueva, del regreso del sol despues de un eclipse total, de la salida del sol al alba despues de una fastidiosa ausencia nocturna. Esos fenómenos sugerían a nuestros antepasados la posibilidad de sobrevivir a la muerte.
Pero tú no tienes que preocuparte por eso, tan sólo tienes que poner el despertador por las mañanas para levantarte, y en vez de cazar puedes acercarte al supermercado mas cercano y comprar carne, verduras, pescado... en fin, lo que te haga falta. Pero eso no es motivo para que no te intereses por lo que tienes a tu alrededor... aunque visto de otro modo, menos mal que hemos nacido en el siglo veinte, porque eso de tirar lanzas, al menos a mí, no se me dá muy bien. ¡viva el hiper!.